Ingenieros recupera una máquina de vapor belga única fabricada en 1920
Es una pieza de museo que casi acaba desguazada. La anterior propietaria, la Fundación Cajasol, el Colegio y la Escuela Superior de Ingenieros han hecho posible que hoy esté como nueva y que luzca junto a la Escuela, en la Cartuja, donde ayer el alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, descubrió una placa. Su traslado requirió dos meses y medio, según Tomás Lloret, profesor de la Escuela durante 41 años.
La intención del Ayuntamiento era ubicar la máquina, de 160 toneladas de peso, en una glorieta de la ciudad, pero su difícil conservación no recomendaba exponerla a actos vandálicos. Por eso se decidió instalarla junto a la Escuela. Eso sí, el traslado no fue fácil. Hasta se rompió un elemento al desmontarla. "Pero se reparó y ahora el aspecto es inmejorable", afirmó Lloret.
Para el decano del Colegio de Ingenieros Industriales de Andalucía Occidental, Aurelio Azaña, a la máquina sólo le falta una caldera de carbón al lado para que pueda echar a andar. "Hay varias cosas que la hacen especial: es la última de su generación, convierte energía térmica en eléctrica y, al ser de 1920, es un Bien de Interés Cultural", recalcó Azaña.
El electrogenerador Van der Kerchove, con un funcionamiento similar a las máquinas de vapor de los ferrocarriles, funcionó entre 1924 y 1968 en una azucarera de Monzón de Cinca (Huesca) y entre 1968 y 1972 en la de Guadalete, en Jerez. En 1992 llegó a la Expo como monumento y en mayo de 2008 la Fundación Cajasol lo donó al Colegio, donde se realizarán estudios e incluso un seminario sobre su tecnología. En el portal del Colegio www.coiiaoc.com habrá una recreación de su mecanismo.
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